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Il Trovatore: qué cuatro horas…

Cuando a uno le dicen que va a ver ópera, lo primero que se me viene a la ca beza es una valquiria como esta, con pulmones tan fuertes como los de Superman. Una señora de este portento, cantando la misma nota… por cuatro horas:[if gte vml 1]><o:wrapblock><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"></v:stroke> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"></v:f> <v:f eqn="sum @0 1 0"></v:f> <v:f eqn="sum 0 0 @1"></v:f> <v:f eqn="prod @2 1 2"></v:f> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"></v:f> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"></v:f> <v:f eqn="sum @0 0 1"></v:f> <v:f eqn="prod @6 1 2"></v:f> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"></v:f> <v:f eqn="sum @8 21600 0"></v:f> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"></v:f> <v:f eqn="sum @10 21600 0"></v:f> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"></v:path> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"></o:lock> </v:shapetype><v:shape id="officeArt_x0020_object" o:spid="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0;text-align:left; margin-left:13.2pt;margin-top:20.35pt;width:440.6pt;height:263.15pt; z-index:251659264;visibility:visible;mso-wrap-style:square; mso-wrap-distance-left:12pt;mso-wrap-distance-top:12pt; mso-wrap-distance-right:12pt;mso-wrap-distance-bottom:12pt; mso-position-horizontal:absolute;mso-position-horizontal-relative:margin; mso-position-vertical:absolute;mso-position-vertical-relative:line' strokeweight="1pt"> <v:stroke miterlimit="4"></v:stroke> <v:imagedata src="file://localhost/private/var/folders/ql/0bqhvs6d7t5d583h89cgplb00000gn/T/TemporaryItems/msoclip/0/clip_image001.jpg" o:title="" cropleft="1918f" cropright="1918f"></v:imagedata> <w:wrap type="topAndBottom" anchorx="margin" anchory="line"></w:wrap> </v:shape><![endif][if !vml]

Y, de pequeño, me imaginaba sintiéndome así, dormido al primer estribillo, entrando en estado de coma al finalizar el primer acto:

Pero, la verdad es que la ópera ofrece un espectáculo más interesante para el público que la desea entender, o por lo menos, experimentar con la mente abierta. En mi caso, fue una obra de Giuseppe Verdi conocida como Il Trovatore, una historia de misterio, rencor, venganza, y amor.

En la España del siglo XV, la gitana Azucena se encuentra delirando sobre sus deseos de venganza. El conde de Luna quemó viva a su madre, alegando su brujería, y ésta planifica cómo vengarse. Años más tarde, el nuevo conde de Luna quiere casarse con la bella Leonora, pero compite con el trovador Manrico por ella. En su delirio, Azucena termina mandando a la hoguera a Manrico, su hijo adoptivo, luego de un inútil sacrificio de Leonora, a la vez que se revela que el conde Luna y Manrico eran hermanos de sangre. Azucena se desploma después de, por fin, haber vengado a su madre.

Esta resumida historia no la llegué a saber sino hasta después del cuarto acto, cuando mi abuela y mi madre me despertaron. Estábamos viviendo en la Ciudad de México en ese momento, y el Auditorio Nacional estaba proyectando la Opera Metropolitana de Nueva York. Con mi abuela de visita, conociendo su genuino amor por el teatro lírico, decidí acompañarla con mi mamá, para también aprender un poco acerca de un arte que se ha tildado de “burguesía” por no apelarle a todos los públicos.

Fueron cuatro horas de mi vida que no podré volver a recobrar, pero no fueron en vano, ya que pude presenciar un arte atemporal; con escenografía increíblemente detallada, con personajes cuyos pulmones de hierro les dan vida a una expresión significante de gran importancia. Aunque la ópera sea un arte de antaño, su entendimiento le da un carácter moderno, que puede permitirnos apreciar más los sentimientos humanos más poderosos: amor, odio, tristeza y felicidad. Creo que puedo dejarles algo de intriga sobre este incomprendido arte diciendo lo siguiente:

Retorna a lo antiguo y serás moderno.

- Guiseppe Verdi

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