"Arde Venezuela y puede quemar a Colombia"
Resulta más que paradójico que este haya sido el nombre que Juan Manuel Santos dio a su columna escrita en el año 2004 en la que se refería a los excesos y estrategias cometidas por Chávez para eternizarse en el poder y hacer que impere en Venezuela un régimen autocrático, ahora encabezado por Nicolás Maduro y su cúpula narco paramilitar.
Los colombianos no debemos y no podemos hacernos los de la vista gorda con la gran crisis en Venezuela, debemos tomar acción y aprovechar la coyuntura con el fin de construir un mejor futuro para el país y a la vez tomar una postura seria y concreta hacia el régimen chavista.
Este lamentable episodio de la historia venezolana, en el que millares de personas cruzan la frontera hacia Colombia huyendo de las penurias que han traído las políticas fracasadas del régimen, no son muy diferentes a las que vivieron millones de colombianos cuando Tirofijo, el Mono Jojoy y Carlos Castaño al lado de múltiples actores del conflicto asolaban nuestro país.
Aunque esta sea una gran deuda que Colombia tiene con Venezuela, este no es un argumento suficiente para no hacer nada frente a la gran ola migratoria que día a día hace que lleguen a las principales ciudades del este y centro de Colombia millares de venezolanos. Nuestro país debe detener a los migrantes y establecer duros parámetros para quienes quieran iniciar una vida en Colombia.
Este no es un asunto de xenofobia, nada más parecido a un colombiano que un venezolano, un argumento así sería completamente absurdo. De igual forma, es necesario que los venezolanos que cruzan la frontera para atender sus problemas de salud y abastecimiento de víveres sean atendidos debidamente a pesar de las cuantiosas financiaciones que el gobierno nacional debe destinar a dichos fines.
El problema de la migración venezolana está enfocado a que la salida de miles de personas día tras día lo único que hará será aliviar la presión social contra Maduro. El gobierno nacional debe tomar medidas al respecto y hacer un alto a la migración de venezolanos, a menos que parte de la ola migratoria sirva como propulsor y mano de obra para los campos de la vida económica de Colombia.
Santos debe tomar el control de la frontera, repasar las palabras escritas por su puño hace más de una década e impedir que, sin ningún tipo de excesos y abusos sigan entrando las gigantescas masas al país, con el fin de que el despiadado régimen no tenga más salida que dar la cara a la sociedad civil y así cercarlo aún más.
Por otra parte, con la reciente gira de Tillerson se debe aprovechar el momento y hacer una coalición de países latinoamericanos con EE. UU y en lo posible con la comunidad internacional para hacer todo lo que esté al alcance de la diplomacia y la política para que Venezuela pueda recuperar su democracia. Si esto no es suficiente se debe pensar seriamente en una salida militar. Este régimen impúdico e indigno no debe seguir saqueando y destruyendo a un magnifico país como Venezuela, al cual le tomara décadas recuperarse y olvidar las pesadillas que ha traído la larga noche chavista.